Lo que más me gusta de esta ropa es el aire que desprenden. Entre hippie, y romántico, no se; son muy especiales...
Cada prenda se hace de manera artesanal en Ibiza, donde se realiza desde el patronaje hasta el corte y la confección. Un proceso que representa al cien por cien el movimiento Adlib que caracterizó a la isla blanca en los años 70. Ese rollo ibicenco que tanto se lleva ahora y que, a mi, personalmente, siempre me ha enamorado.
Normalmente, los vestidos, faldas y conjuntos de esta marca son en un maravilloso algodón blanco. No podía ser de otra forma...Sin embargo, cada temporada, se permiten el capricho de incluir algún tono para dar vidilla a sus colecciones. Este verano han apostado por un azul monísimo y por el rojo.
El único 'pero' que tiene para mi esta ropa es su precio. De 300 euros en adelante (los bonitos cuestan mucho más, claro...). Aunque, os digo que merece la pena el gasto. Quedan...: ¡divinos!
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